lunes, 25 de mayo de 2015

Manuela y los culturematics



La campaña de Manuela,  de Ahora Madrid, pasará a los anales de la historia y será objeto de estudio en muchas escuelas de comunicación, al igual que  sucedió con la campaña de Obama o la campaña cool de Podemos. En este post me propongo, no tanto analizar la campaña y sus elementos innovadores, que ya lo han hecho otros detenidamente, sino que lo que pretendo  es, mas bien, describir la campaña de Manuela desde un concepto emergente que, creo, puede aportar luz a la hora de comprender mejor su éxito. Me refiero al concepto de "culturematic", que tiene que ver con la innovación y sus dinámicas.

La palabra culturematic la acuñó Grant McCracken para intentar analizar fenómenos culturales para los que no hay exactamente una explicación, fenómenos extraños, raros e imprevistos que se dan en entornos cada vez mas imprevisibles y que, sorprendentemente, logran convertirse en sucesos relevantes. El concepto culturematic es útil para intentar comprender  este tipo de fenómenos, y la contra-lógica subyacente de estos procesos culturales poco aprehensibles desde las herramientas de la antropología tradicional. 
Los culturematics son eventos de rabiosa actualidad, vivos y pequeños, con cierto encanto, y que dan qué pensar, como la campaña de Manuela, y que son capaces de cambiar las cosas. Algunas de las características generales de los culturematics son:
   -Los culturematics empiezan siendo pequeños,  necesitan poco input exterior para comenzar a rodar y requieren de poca masa crítica para expandirse
   -los culturematics capturan nuestra atención desde el principio, son pegajosos, contagiosos, meméticos. Bien porque son novedosos o extraños  la cuestión es que nos gusta hablar de ellos a los demás. Y justo esto estoy  yo, ahora mismo, haciendo.
   -Los culturematics nos dan la impresión de que el mundo es manejable. Si la campaña de Manuela se ha orquestado en apenas 2 semanas, sin mucho dinero y con relativamente poca gente involucrada, imagínense lo que podría haberse hecho con más tiempo, dinero  y gente. Así, el cambio político que proponía la campaña de Manuela, que era casi impensable, se visibiliza como posible, y de alguna manera, en un mundo impredecible, parece como si se redujera la entropía.
   -Los culturematics son un experimento del tipo "tu también puedes intentarlo", un vector de experiencia exploratoria que nos invita a todos a convertirnos en aventureros y participar. Los culturematics nos permiten soltar una idea al mundo y ver cómo responde.
   -Los culturematics gustan de obtener orden del caos. Son orden emergente del desorden y el azar, orden ruidoso, múltiple y complejo. Los culturematics son gramáticas generativas que crean multitud de discursos en la superficie. Y así ha sido la campaña de Manuela, caótica y experimental, de mucho y rápido prueba y error, un proceso autoorganizado y ruidoso, sin grandes liderazgos y, en gran parte, espontaneo.
   -Los culturematics descubren valor, cosas  allá donde otros no ven nada. Y de la nada salió Manuela  como alcaldesa. Pero había que experimentar con esa nada.
   -Los culturematics son a la vez divertidos y serios, como los daimones, que pueden ser a la vez malos y buenos. La campaña de Manuela, para sus participantes, ha sido la experiencia lúdica más seria de sus vidas.
   -Los culturematics pretenden cambiar nuestros contenidos mentales. Los culturematics reconfiguran la cultura, la resignifican creando nuevas categorías de percepción que  nos obligan a  ver lo que no esperábamos ver y a considerar cosas que antes no teníamos en cuenta.
   -Los culturematics apelan a nuestra curiosidad, la activan,  provocan cierto  entusiasmo, el entusiasmo de saber hasta dónde podemos llegar. La curiosidad no es más que intentar buscar respuestas, los culturematics ponen en marcha esa dinámica.
  -Los culturematics nos dejan fluir y es entonces cuando pasan las cosas. Los culturematics nos embarcan en una aventura a lo desconocido que nos apasiona, que nos motiva intrínsecamente y donde la gran recompensa es el camino recorrido. La motivación intrínseca nos permite perseverar en la adversidad de las circunstancias y enfrentarnos a  los escépticos y sus discursos inmovilizadores.


Los culturematics son una manera de explicar cómo la cultura cambia, en este caso, la cultura política y ciudadana. Un culturematic, a la manera de McCracken, es una aplicación para la innovación cultural, una máquina de hacer cultura, una máquina que, como tal, se comporta siguiendo ciertos esquemas operativos. Así, un culturematic esta diseñado para realizar tres tareas básicas: probar (testear) el mundo, descubrir significado y generar valor. Analicemos mas profundamente estas dimensiones del funcionamiento de los culturematics para visualizar la campaña de Manuela como una máquina de innovación cultural:
    -Probar el mundo es provocarlo con algo inesperado,  paradójico,  con algo que sigue esa lógica del what if?, algo capaz de generar un runrún en nuestras cabezas. Vista la repercusión en los medios de comunicación nacionales e internacionales de esta original campaña, vista la movilización ciudadana y el resultado final, podemos afirmar que la campaña de Manuela ha sido capaz de generar un gran runrún en las cabezas de muchos, y hay quienes como Nacho Vegas o Ada Colau recogen este runrún en un par de canciones .



  
   -Descubrir significado significa producir cultura, cambiarla, aportar nuevas maneras de ver y sentir el mundo. Los culturematics  re-enmarcan la manera en que visualizamos el mundo. Así, en primer lugar, la campaña de Manuela nos permite pensar los partidos políticos desde un formato distinto. Ahora Madrid no es un partido sino una confluencia de iniciativas con una operatividad diferente,  y además es capaz de ganar unas elecciones sin ayuda de los bancos, lo cual nos permite pensar la existencia económica de los partidos desde una óptica no financiarizada. En segundo lugar, al convertir a Manuela en icono pop gracias a una ola de creatividad espontánea sin precedentes, se ha enmarcado su figura en un marco de aura "cool", asociada a los valores de la creatividad, el arte, la espontaneidad, la alegría y lo autentico, alejando así a Manuela, en la distancia mediática y en el imaginario colectivo, del marco de las significaciones etarrísticas o bolivarianas en las que sus adversarios han pretendido encasillar su propuesta política. Esta dimensión de re-enmarcar el marco para alejar de la mente del elector las connotaciones negativas ha sido, desde el punto de vista de la estrategia de comunicación, y en mi humilde opinión,  lo verdaderamente decisivo. Así, gracias a la multitud de aportaciones de artistas, se ha conseguido crear un fenómeno cultural novedoso e híbrido -entre lo político, lo ciudadano y lo artístico-  un fenómeno muy noticiable que ha permitido que se hable de Manuela desde  desde la sección cultural  de los periódicos mas que desde la sección política. En suma, se ha creado un contexto en el que  la campaña de Manuela ha podido ser percibida  desde una óptica más suavizada, con un tono mas amable, donde la ciudadanía aparecía llena de alegría y esperanza, como cuando se escribía en las paredes del  68 que la imaginación podía llegar al poder. En tercer lugar, ha sido fundamental que haya habido un boca a boca rico en matices, un rumor online y offline, interconectado, multiplataforma, multicanal y transmediático. El boca a boca es una gran conversación, es un conjunto de significaciones tomando forma y que dan mucho que hablar. La cultura es una conversación que no acaba nunca. La campaña de Manuela ha permitido introducir una nueva voz en esa conversación, una voz con un tono distintivo y reconocible, cargado de significados y legitimación. En cuarto lugar, la campaña de Manuela, como máquina de hacer cultura, como cultura puesta en marcha,  se ha desarrollado apoyándose  en otras culturas ya asentadas como la cultura del do it yourself , el espíritu peer to peer y la autoorganización social, culturas que arrastran sus dinámicas propias, y que han aportado a la campaña de Manuela un valor cultural amplificado y diferencial.

    -Generar valor, en este contexto, significa tres cosas. Primero, movilizar el voto ciudadano y ganar  las elecciones. Segundo, generar un valor emocional en la forma de grandes e impagables dosis de alegría y  esperanza. Tercero, producir capital social. El capital social mide la colaboración entre grupos humanos y aquellos elementos que permiten que la colaboración se produzca, se mantenga en el tiempo y crezca. El capital social mide,  por un lado ,"la  sociabilidad entendida como la capacidad para realizar trabajo conjunto, la de colaborar y llevar a cabo la acción colectiva", y, por otro lado, el sentimiento fraternal que estas prácticas generan. La campaña de Manuela ha demostrado la existencia de grupos muy capaces de colaborar entre ellos para casi ganar las elecciones. La campaña de Manuela permite imaginar un crecimiento de estas redes, de estos grupos de colaboración y de la interacción entre los mismos, en suma, permite imaginar un crecimiento de su capital social.















viernes, 6 de marzo de 2015

DE NEOLIBERALISMOS Y DISONANCIAS COGNITIVAS



Leon Festinger, uno de los más reputados psicólogos sociales, llevó a cabo un experimento, allá por los años 50, para demostrar la validez de su teoría de la disonancia cognitiva. La disonancia cognitiva ocurre cuando aparecen en nuestras mentes dos ideas antagónicas. Ante esta incómoda  situación, en un intento homeostático por reestablecer el equilibrio, nuestra mente intenta resolver el conflicto, y para ello, una de las ideas tiene que prevalecer sobre la otra, es decir, una idea debe ser reforzada y la otra idea debe ser relegada a las sombras. Pongamos un ejemplo para que quede claro. Imagina que sientes adoración por una persona, que es una referencia en tu vida y un semidios para ti. Imagina que, después de haberlo adorado por activa y por pasiva, se descubre que esa persona era realmente un canalla. ¿Cómo te sientes? Existe un conflicto entre la idea que tenías de esa persona y la realidad que, como siempre, ofrece una imagen bien distinta. Ahora tienes dos opciones. O repudias a esa persona y reconoces tu error de juicio, o bien intentas buscar todo tipo de argumentos para justificar su comportamiento y, así, autoafirmarte en tu posición inicial. La disonancia te ha obligado a tomar una decisión y eso te ha transformado como individuo. En suma, o bien abandonamos nuestras creencias o bien hacemos todo lo posible para reafirmar nuestros principios con mayor convicción . Este mecanismo es el que describe la teoría de la disonancia cognitiva.

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Ahora continuemos con el experimento de Festinger. En los años 50 existía en USA una secta de flipados apocalípticos, "the seekers", que creían profundamente que los alienígenas iban a acabar con el mundo y que solo una minoría selecta podría salvarse. Esta minoría eran, claro está, los miembros de la secta, que habían dejado sus trabajos y familias convencidos de que se iban a vivir a otro planeta. Incluso tenían una fecha sobre cuándo iba a suceder todo esto, el 21 de diciembre de 1954. Así es cómo  Festinger y los suyos vieron la oportunidad de poner a prueba su teoría. Querían comprobar lo que iba a suceder una vez quedase claro que los alienígenas no vendrían y que el mundo continuaría su curso. Habían encontrado la oportunidad perfecta para observar en directo lo que pasa cuando las profecías se desmoronan y las personas  tienen que asimilar y gestionar la falsedad de sus presupuestos ¿Qué sucedió entonces? Lo primero que sucedió, en esa casa donde todos los de la secta se reunieron a esperar a que los alienígenas vinieran a por ellos, es que la líder, tras muchas horas esperando, llorando entró en trance y escribió como automáticamente un mensaje  en el que se decía que debido a la gran demostración de fe de los creyentes de la secta el planeta tierra había obtenido el perdón alienígena. Ante tal espectáculo, muchos volvieron a sus casas decepcionados y arrepentidos de haberse tragado un cuento chino, demostrando que cuando los hechos cambian tal vez lo más juicioso sea cambiar de ideas y asumir que se ha hecho el canelo. Pero a muchos otros lo de cambiar de ideas les resultaba doloroso, sobre todo cuando se había estado muy comprometido con ellas. Entonces, y aquí viene lo interesante, se observó cómo, lejos de abandonar sus creencias, estas personas las reforzaron hasta el proselitismo, es decir, que para autoreafirmarse ante la evidencia de su error, no solo intentaron autoconvercerse a si mismos  sino que, además, intentaron convencer a muchas otras personas de sus nuevos argumentos, pues si es posible persuadir a más gente de que tu idea es la correcta entonces es que debe ser, al fin y al cabo,  la idea correcta. Como vemos, para mantener una alucinación se hace necesaria otra.

¿Y qué tiene que ver el neoliberalismo con la disonancia cognitiva y el experiment de Festinger? Muy sencillo. Los neoliberales son una secta, también conocidos como fundamentalistas del mercado. Desde los últimos 40 años y de forma global, el neoliberalismo es la práctica económica hegemónica y dominante que  se lleva ejerciendo en todo el planeta en sus distintas modalidades, con intensidades variadas y  con resultados diferentes según los países.Prometían prosperidad, estabilidad y libertas.  Pero el resultado final ha sido la crisis económica más grande desde el 29 y un planeta al borde del colapso ecológico.
El neoliberalismo, según algunos, comienza a ponerse en práctica para darle un impulso a las estancadas economías de tipo keynesianismo de los años 70. Otros piensan que es un intento de las élites por restaurar el poder de clase, pues la distancia entre las élites y el resto de la sociedad era entonces la menor en la historia.
El discurso  neoliberal llevaba desde los años 40 desarrollándose, avanzando posiciones, ganando en influencia y esperando su oportunidad. El neoliberalismo, de una forma breve, se puede entender como una política económica que desrregulariza los mercados reduciendo el papel de los estados en las decisiones económicas; que globaliza la economía deslocalizando la producción; que privatiza lo público y lo común; y que disciplina al trabajador recortando sus derechos a la vez que favorece a las rentas mas altas a las que rebaja la carga impositiva. El resultado depende de cómo se mire, veámoslo por partes:

Para la economía el neoliberalismo ha representado tasas de crecimiento bastante mediocres, sobre todo si lo comparamos con otros momentos en la historia o con el modelo chino. Y si vemos el ecosistema empresarial lo que vemos es una gran concentración y la existencia de grandes monopolios tipo Google, Apple, Amazon, Paypal, Facebook, es decir, lo que vemos es un mercado donde la competencia no existe, o por lo menos no existe como nos decían los neoliberales que iba a existir.
Para las élites el neoliberalismo es estupendo, pues consolidan su poder económico, político y social inagurando lo que los politólogos denominan era de la plutocracia, donde las élites compran gobiernos y se convierten en rentistas élites extractivas.
Para el resto de la sociedad la cosa no pinta tan bien, sobre todo si miramos la desigualdad  galopante y el descontento generalizado. Así entramos en una fase donde los trabajos se hacen precarios y el paro se mantiene, donde surge el precariado como la clase social que mejor nos representa, la precariedad como forma de vida, y donde los sueldos no dan para vivir ni para planificar el futuro, con lo que la gente recurre a endeudarse de una forma inusitada para poder mantener, aunque sea de forma ficticia, el nivel de vida. En el crecimiento sin precedentes de la deuda allí donde no llegaban los salarios podemos encontrar el origen de la crisis, pues no solo se endeuda la gente de por vida sino que en una economía financiarizada, los bancos y otros agentes de inversión empiezan a especular con las hipotecas de la población hasta inflar una burbuja que explotó en nuestra cara. Y entonces tuvieron que venir los estados, esos a los que se criticaba tanto, a salvar la papeleta de los bancos y empresas demasiado grandes para caer, eso si, con el dinero de los impuestos de la gente. Privatización de los beneficios, socialización de las pérdidas, solidaridad para los ricos, austeridad para los pobres a los que se demoniza por vivir por encima de sus posibilidades..
Para la democracia el neoliberalismo tiene un efecto devastador. Al reducir su tamaño, el estado  renuncia a ser un actor determinante en la economía y firma la sentencia de muerte de las políticas de bienestar. Así, el estado se desprende de sus empresas públicas que le permitían financiarse, reduce el número de funcionarios que es lo mismo que reducir el número de contribuyentes a las arcas del estado, renuncia a las políticas de pleno empleo que le permitirían recaudar mas, le baja el impuesto a las grandes fortunas y se niega a perseguir el fraude fiscal, en suma, el estado hace todo lo posible en su encogimiento para hacer inviable el estado de bienestar.  En estas condiciones, cuando viene la crisis y hay que rescatar a los que la han creado, tan solo queda endeudarse en los mercados internacionales, vender lo público e instaurar un régimen de austeridad para la población. Así es cómo se pasa de un estado de bienestar a un "estado deuda" sometido a los dictados de los mercados, no elegidos en las urnas, que son ahora los que mandan, pues aquellos que pretendan poner en práctica  otras políticas serán castigados por las agencias de rating o las instituciones financieras internacionales con carísimo acceso a financiación y corralitos. Así fue cómo el neoliberalismo se quitó de encima lo que sus teóricos denominaban la tiranía de las mayorías, es decir, así fue cómo la democracia de los pueblos y la soberanía popular fue encorsetada por la voluntad de los mercados. Así se despolitizó la economía y se desdemocratizó la economía. "La democracia no debe interferir en el funcionamiento de los mercados"- eso es lo que les dijeron a los griegos cuando votaron contra los recortes.

Estamos ante ese momento en el que la  validez de la profecía neoliberal es desenmascarada por una realidad que señala con el dedo a un rey que va desnudo. A pocos meses de la crisis financiera de 2008 los neoliberales presumían de cómo los mercados habían conseguido gestionar el riesgo sistémico y habían logrado diseñar la ingeniería de un sistema financiero estable, a esto se lo denominó como "la gran moderación", hito histórico donde las crisis eran ya cosa del pasado.  La realidad nos ha ofrecido una visión más cruda y bien distinta, un modelo teórico roto ante la evidencia de una crisis sin precedentes que el mismo modelo ha ayudado a crear y que pensaba imposible. La profecía neoliberal no prometía crisis, ni países esclavizados por sus deudas, ni  terrorismo financiero, ni neo-feudalismo y plutocracia, ni ,  ni capitalismo autoritario, ni austeridad,  ni paro, ni precariedad de las vidas, ni futuros inciertos, ni desigualdad y pobreza, ni desmantelamiento del bienestar... Prometía prosperidad para todos, felicidad y libertad. Pero no se puede ser libre cuando se es pobre, no se puede ser libre en estados cada vez mas autoritarios cuando intentan acallar el descontento. No se puede ser feliz si necesitamos un antidepresivo para despertar y un ansiolítico para dormir.

Así es cómo cae la profecía, por su propio peso empírico. Ante esta situación de disonancia cognitiva,  ante esta sobredosis de realidad,  algunos miembros de la secta neoliberal deberían empezar a cuestionar sus argumentos y a buscar otros nuevos. Se trata de abandonar la teoría que no encaja en la realidad y buscar otra teoría. Pero por otro lado tenemos a todos los demás, a aquellos  que prefieren empezar a reafirmar sus posiciones equivocadas, aquellos que prefieren hacer que la realidad encaje en sus teorías. A lo que asistimos hoy en directo es parecido a lo que Leon Festinger analizaba en los años 50. Un culto cuyas creencias se han visto desmentidas por la realidad tiene ahora que resolver la tensión de un conflicto cognitivo.  La cuestión es que, en este caso, hay una diferencia de escala importante, ya que resulta que el culto, la secta neoliberal, no es precisamente minoritaria y freaky. El neoliberalismo ocupa una posición  más bien hegemónica en nuestra cultura, es una racionalidad que opera a todos los niveles,  es el sentido común,  la voz de la opinión pública y parte de nuestras subjetividades. Lo cual hace del asunto algo mucho más interesante. Contemplamos, ya desde 2008 cuando estalló la crisis, cómo una sociedad lucha por asimilar una realidad que no encaja precisamente con sus puntos de vista. Vemos cómo reacciona una cultura ante una realidad contradictoria que erosiona, con evidencia, la estabilidad lógica de sus principios. ¿Cómo reacciona una sociedad cuando mueren sus profecías? Muy sencillo, dando a luz a otras. El neoliberalismo no solo se defiende sino que pasa al ataque creando  toda una serie de contrarrelatos, argumentaciones y excusas  para seguir defendiendo lo indefendible, y así, el discurso se hace más rico pero también se radicaliza. De esta forma se despliega un ataque frontal  contra los ciudadanos a los que se culpa de haber vivido por encima de sus posibilidades y de ser un tanto vagos. También el estado, la soberanía popular, la democracia o la justicia social  son vistos como grandes responsables de la crisis por sus interferencias en el funcionamiento de los mercados. Con todos estos argumentos y posicionamientos varios se conforma un relato que es expandido y repetido hasta la nausea por medios de comunicación, políticos e instituciones financieras, un relato bálsamo que ayuda a suavizar el conflicto mental, un mecanismo que permite cerrar los ojos y seguir creyendo aún con más fe en que los recortes generarán beneficios. Como vemos, se trata de adoptar una estrategia proselitista, de cantar alto la misma canción y repetir la mentira una y otra vez hasta que se torne verdad,  porque, al fin y al cabo, si todos creen en lo mismo no pueden estar todos equivocados. Así, si la teoría no encaja con la realidad, se reza a la mano invisible para que la realidad encaje con la teoría. Toda alucinación necesita de otras alucinaciones para sostenerse en pie al igual que un alucinado necesita que otros también estén alucinando para quedarse más tranquilo. Esto es lo que la medicina  neoliberal nos ofrece como tranquilizante.

jueves, 30 de octubre de 2014

Desigualdad ad infinitum, ad nauseam, ad absurdum...

Vivimos la ficción de proclamar la igualdad como derecho, como objetivo, como promesa, y sufrimos la frustración de ver la igualdad despreciada por la práctica. Cada vez somos más desiguales. Así es cómo el capitalismo intenta salir de la crisis, produciendo desigualdad. Retornando a sus bruscas acciones de acumulación primitiva, expropiando a diestro y siniestro los derechos al trabajador y a la ciudadanía y aniquilando la naturaleza.. La evidencia es tal que un economistaque al final ha habido best-seller. Me refiero a Piketty y su libro que ha sido la manera de introducir la realidad de la desigualdad en la opinión pública. 
Cada vez hay más desigualdad, es un hecho contrastado. Es más, jamás ha habido una distancia tan amplia entre los más ricos y los más pobres, Y en una situación en la que la asimetría de la relación de poder es abismal, ya no hace falta andarse con formalismos ni vergüenzas. Así, la desigualdad se impone con su obscena estética del poder con una nueva naturalidad en la que el pobre es culpable de su propia pobreza.  Existen casos vomitivos que dejan claro este estilo, lo vemos en la impunidad con la que los banqueros de la crisis reciben indemnizaciones, en los indultos a los políticos corruptos, en los paraísos fiscales, en la supresión de la negociación colectiva, en la criminalización de la ciudadanía, en los recortes a la sanidad y la educación, y en el sometimiento de la democracia al gobierno de los mercados. Pues la desigualdad es la mayor de las corrupciones, y el capitalismo está podrido de corrupción.  Pero para vomitar con convicción es mejor  asomarse a la desigualdad global y ver el  siguiente video:
 La igualdad es un concepto central en el pensamiento socialista, donde la  igualdad es el síntoma  de la justicia social. Sin igualdad se puede decir que no hay libertad. Es este un socialismo  que se ha demonizado hasta el ridículo y ha sido sustituido por el único socialismo que vemos a nuestro alrededor, que consiste en socializar las pérdidas y privatizar los beneficios, el socialismo de salvar instituciones financieras y dejar tirados  a los ciudadanos endeudados para siempre. De esta forma, a medida que el ideal de igualdad socialista se desvaneció en el mal sueño del fin de la historia, la desigualdad se hizo carne y tenemos ahora que arrastrarla inevitablemente, como una pesada cruz, hechos casi todos unos eccehomos. Desigualdad estratosférica la del cielo prometido por el sueño americano, desigualdad que mejor verla de nuevo en un video:
El grito de la desigualdad es el que alza el 99% frente a la minoría del 1%. Aunque, realmente, habría que fijarse en el 1% de ese 1%, que es donde se acumula la riqueza de forma astronómica.

Pero el grito del 99% no  es real, no todos se sienten 99% o no todos los del 99% son iguales . Es necesario entender que el 1% no podría por si mismo gobernar al resto sin la ayuda de un 20% de la población que va a defender, con uñas y dientes, su posición de clase. Warren Buffet, uno de los más ricos del planeta deja claro la situación: "Existe la lucha de clases  pero es mi clase la que está ganando". Y es curioso cómo el término clase, después de haber desaparecido del lenguaje de la vida cotidiana, del espectro del sentido común, retorna como lo reprimido, y vuelve, poco a poco, a instaurarse como elemento cognitivo para poder analizar y comprender la realidad de nuestras vidas. Hace ya 10 años, en un informe sobre posibles escenarios futuros elaborado por el ministerio de defensa inglés, se dibujaba en el horizonte el resurgir, para 2025, de la lucha de clases.  U Beck, el sociólogo alemán, describía la situación de desigualdad creciente como una situación claramente pre-revolucionaria, pero  es una situación en la que aún no existe un sujeto revolucionario claramente constituido. A ver si para 2025 cae la breva y sale de su minoría de edad.

Pero hay más explicaciones que aportan luz a la oscura realidad de la desigualdad como fenómeno que caracteriza, mejor que nada, la idiosincrasia del sistema. En un mundo donde unos pocos viven de los beneficios que obtienen y otros de sus salarios, la desigualdad se puede explicar en relación a la tasa de rendimiento empresarial, que  crece más rápido que el incremento de salarios. Así, los ricos se hacen ricos más rápido, el dinero aumenta su velocidad para llegar más rápido a sus bolsillos. Esto se debe en parte a que las nuevas tecnologías hacen más eficientes los procesos productivos; en parte a que los salarios y condiciones laborales de la mayoría trabajadora empeoran; y en parte a que se deslocaliza la producción a países más baratos y aumentan las ganancias. Todo lo cual explica que las rentas del trabajo representen ya una cantidad menor a los beneficios de los empresarios.
Por otro lado se habla de cómo la presión fiscal sobre la renta de los ricos ha decaído en un claro ejemplo de políticas favorables a los capitales privados (tales como la existencia de paraísos fiscales, la reducción del impuesto de patrimonios o el mundo estupendo de las Sicavs). Así, hemos pasado de un mundo donde los ricos estaban sujetos a un tipo superior de impuesto sobre la renta del 94 % en 1944 en EEUU, a un mundo donde el señor Bush ya lo redujo a un módico 35%.  A esto se le añade un incremento brutal en el sueldo de los ejecutivos. De esta manera los CEOs empezaron a cobrar 400 veces más que el trabajador medio en vez de las 40 veces a las que estaban acostumbrados. Algunos, para justificar este aumento sin precedentes, argumentan que existen personas que disponen del conocimiento tecnológico más innovador, lo cual les permite ser más exitosos y estratégicamente esenciales que el resto. Existen explicaciones más crueles todavía para explicar el motivo por el cual un CEO cobra 400 veces más que el trabajador medio. La razón es bien sencilla, es 400 veces más valioso,  400 veces más trabajador, 400 veces menos vago.

Por otro lado es necesario entender el papel de los gobiernos  neoliberales  en este asunto. No solo se trata de reducir la carga fiscal de los ricos o de reformar las leyes laborales a favor del empresario o de socializar la deuda privada y hacer que el ciudadano la pague, sino de hacer todo lo posible para que la riqueza pública  y todo lo común se transfiera y se privatice, para que toda esfera de la vida que no estaba sujeta a la regulación del mercado aflore ahora como nueva oportunidad de negocio. Así, lo público y lo común empiezan a privatizarse con la excusa de hacer la gestión más eficiente. Es lo que podemos denominar como parte del proceso de acumulación por desposesión descrito por D Harvey, la versión neoliberal de la acumulación primitiva de la que hablábamos más arriba. Y es que los ricos, que han globalizado, desrregulado y financiriazado la economía, aprovechan la crisis que han ayudado a crear para lograr endeudar a los países y esclavizarlos y  seguir así con su insaciable acaparamiento, y consiguiendo que lo que se ha construido con dinero público, con los impuestos de los ciudadanos, se privatice a precios irrisorios, lo cual explica, en parte, cómo la riqueza va fluyendo de los de abajo hacia los de arriba. Eso sí, todo muy legal (aunque no tiene por qué ser legítimo), y todo muy reforzado por la ideología neoliberal que es el nuevo sentido común y la nueva racionalidad que nos gobierna, y que justifica una desigualdad en la que los desfavorecidos tienen la culpa de ser unos losers,  esos personajes  irresponsables que no han sabido gestionar sus recursos y sus vidas para aprovechar las oportunidades que un mercado justo y perfecto les brindaba.

Por último me gustaría introducir los argumentos de Daron Acemoglu a la hora de abordar la explicación de la desigualdad. Acemoglu considera que la desigualdad es la causa del fracaso económico. El argumento se desgrana de la siguiente manera. Allí donde hay desigualdad económica existe, a su vez, desigualdad política, pues el dinero es una forma de poder. Así, los que más dinero tienen tienden a ocupar las instituciones del estado y a acaparar poder político, lo cual les permite utilizarlo para crear leyes que les permitan aumentar sus riquezas y recortar el derecho a protestar  de las mayorías desfavorecidas, excluirlas,  lo cual les permite, de nuevo, adquirir aún más poder político y más dinero, y así en un "círculo vicioso" en el que las instituciones políticas se convierten en instituciones extractivas al servicio de una élite chupóctera que impide que el mecanismo del mercado  funcione, pues el mercado se convierte en un proceso en el que no existe la competencia, gobernado por la ineficiencia, dominado por oligopolios, una realidad donde el resto de ciudadanos emprendedores y empresas no tienen la oportunidad de innovar y hacer a la sociedad prosperar.  Así es cómo fracasa la economía, cuando la desigualdad política y económica impiden el correcto funcionamiento del  mecanismo regulador de los mercados. hasta un liberal puede hablar en estos términos. Así podemos entender que las economías que funcionan, las economías florecientes, son aquellas que cuentan con instituciones inclusivas, aquellas con un estado de derecho y una democracia consolidada que garantiza el pluralismo y la igualdad de oportunidades de los distintos agentes económicos,  y que  permiten, así, la creación de "círculos virtuosos" que generan desarrollo económico. Con lo cual, es la madurez y solidez del estado de derecho y de la democracia lo único que garantiza la igualdad y el éxito económico. Moraleja: LA igualdad es mas eficiente y trae mas riqueza.. Por eso, allí donde veamos gran desigualdad y fracaso económico podríamos hablar de ausencia notable de democracia. Esta hipótesis que esboza D Acemoglu nos lleva a un escenario pesimista: La desigualdad 
Cuando unos pocos acaparan el poder económico y el político  generan el fracaso de la economía:.Si aumenta la desigualdad, como es nuestro caso actualmente, el fracaso económico no puede sino ser mayor. Así que agárrense los machos.

miércoles, 15 de octubre de 2014

HIPSTERS SUCK

Victor Lenore acaba de sacar un libro sobre el fenómeno hipster que está generando polémica, sobre todo entre los propios hipsters, que no salen muy bien parados, puesto que la cultura hipster aparece definida, entre otras cosas,  como “subcultura falsa”, “individualista”, “elitista” ,“narcisista” e “infantil. Solo hay que ver los comentarios en la red para darse cuenta de cómo, todavía hoy, un libro es capaz de meter el dedo en la llaga y provocar un montón de encendidas respuestas a favor y en contra.
Aunque ya hemos hablado de los hipster aquí, vamos a retomar el tema para contextualizar y sistematizar mejor este asunto.
El espíritu rebelde, provocador  e inconformista de los hipsters ya se fue gestando en el siglo XIX, en Paris, donde una pequeña comunidad de unos 5000 bohemios (a los que podemos catalogar de hipsters originarios)  jugaban a crear la vanguardia y a romper las normas de la vida artística y cultural. El bebedor de absenta, retratado por Manet y presentado en el Salón de Paris en 1859, mostraba a un ser que abiertamente violaba los códigos y buenas formas de la burguesía del momento. A eso se dedicaron, tiempo más tarde, Dalí y Buñuel con su surrealista Perro Andaluz, a cuyo estreno, en Paris, acudieron ellos mismos con los bolsillos llenos de piedras, por si las moscas,  para defenderse de las posibles iras que sin duda generarían en un público acostumbrado a otras cosas. Recordemos también, y para recalcar  bien esta  actitud controvertida y espíritu subversivo de los primeros hipsters, que André Breton afirmaba algo así como que el acto poético por excelencia era salir a la calle con una pistola, los ojos vendados y disparar al azar. Así, poco a poco, estos actos de  rebeldía y este inconformismo se fue consolidando, y poco a poco, se fue exportando a America de la mano de artistas viajeros que pararon por Paris, como Hemingway o Henry Miller, que influenciaron a la siguiente generación de rebeldes, los hipsters de los años 40 y 50 de la generación Beat, que pusieron en jaque los valores tradicionales de la cultura americana, asustando y generando indignación en la opinión pública. Fueron estos artistas y bohemios experimentadores los  que crearon una base cultural sólida sobre la que se desarrolló, más tarde, el movimiento hippy, más masivo y con mayor visibilidad, y que pretendía instaurar el buen rollito psicodélico y sexual, lo cual acojonaba a esa puritana america tan profunda de la época.


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Al contrario que sus predecesores, los hipsters de hoy en día, no dan miedo a nadie ni aunque se lo propongan con sus pintas cuidadas y su blandito pensamiento cínico-irónico que no cuestiona nada. Los  hipsters que ahora, a la defensiva, se indignan porque se les critique en un libro son esos mismos hipsters nihilistas, hiperindividualistas y conservadores que no hacen más que predicar, con un poco más de estilo,  los valores dominantes de nuestra sociedad de consumo, por mucho que ellos se perciban a si mismos como originales y auténticos. Los hipsters son ya cosa  mainstream; ya no son un vector de rebeldía y cambio. Lo hipster de hoy no explora nuevas vías y se ha convertido más bien en un fenómeno recreativo. La rebeldía impostada del hipster es puro conformismo, constituye una dinámica estable, un conjunto de reglas predecibles. El hipsterismo de hoy es toda una institución social -como alguno diría-, una máquina de fabricar individualismo masivo. Así que el rol de los futuros hipsters será poner en marcha la maquinaria “debaser “ y poner en cuestión esa cultura dominante, desmontarla y ridiculizarla, como hace toda lógica vanguardista y todo espíritu crítico. Los hipsters del futuro ya están aquí, pero sus prácticas no son del todo visibles, están mal distribuidas, son las nuevas caras de la rebeldía, y aparecen en forma de señales débiles. Los próximos hipsters son los que de una formaradical cuestionan con sus prácticas y pensamientos la actual cultura  dominante hipster. Los hipsters que vendrán  están más al márgen, en la periferia, en las fronteras más difusas y son los que están construyendo, con sus pequeñas acciones, con distintos lenguajes y lógicas,  los cambios del futuro, aunque todavía no gocen de reconocimiento. ! El hipster ha muerto, viva el hipster ¡
Lo que me parece interesante es cómo Lenore inserta el fenómeno hipster en un contexto de despolitización general. Es como si la cultura hipster fuese el sistema inmunológico del sistema,  que lo protege de posibles ataques que lo pongan en duda. Así, la cultura hipster es una cultura donde la política queda paralizada  y donde el hipster no se cuestiona el sistema,  ya que lo político aburre y da pereza el compromiso. Al hipster se le da mejor la ironía y el cinísmo lúdico, y prefiere no tener que elegir entre opciones políticas para dedicarse, mejor, a elegir entre objetos de consumo, entre  las distintas marcas ofrecidas por la industria cultural, donde toda propuesta radical y alternativa es banalizada, neutralizada y vendida como producto cool.  Así se entiende cómo la rebeldía cool y contracultural se ha demostrado inútil a la hora de atacar el sistema y ha sido engullida y expropiada de toda  significación  política, una rebeldía que, lejos de debilitar el sistema, lo ha fortalecido.
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En un mundo de consumo simbólico el hipster construye su identidad y su estilo de vida con los signos y significados que aporta la cultura pop y la industria cultural. Y cuando dejamos de ser ciudadanos para ser consumidores, cuando nuestra personalidad se construye a través  de nuestros actos de compra, entonces el consumo se estiliza, y se hace necesaria una pericia estética y cierta creatividad a la hora de mostrar nuestra individualidad y distancia del grupo de una forma original a través de aquello que se consume. Y al hipster todo esto se le da muy bien. El  hipster, en la vida de cosumo que lleva, es todo un experto, un gourmet de la exquisitez cultural, un profesional de la distinción estética y el diseño. El hipster dedica más tiempo que el resto a descubrir y procesar los productos culturales de la música, el cine, el arte y la moda,  para, en un proceso de autoensamblaje, componer su look, una identidad cool y diferencial, que le aporte cierto estatus estilístico, lo que le convierte así en prescriptor, en consumidor influyente al que imitan los demás, en un trendsetter capaz de poner en marcha nuevas modas y acelerar el ritmo de consumo general. Así, el hipster tiene que ser entendido como figura esencial en este proceso moda de comprar, usar, tirar  y renovarlo todo de nuestro turboconsumo de cada día.
Por último, y como proptotipo de ser  neoliberal que es, el hipster se ve a sí mismo como una empresa, por lo que invierte constantemente en sí mismo para crear un look  actualizado, seductor y distintivo. El hipster es un emprendedor de su estilo de vida, amo y señor de si mismo, que experimenta y asume riesgos para estar siempre a la última. Construir la imagen cool de uno mismo  es toda una estrategia de posicionamiento social, . En una época de branding personal el hipster pretende diferenciarse utilizando el capital subcultural que acumula y que le permite crear un look diferente y original a partir de sus decisiones de compra. Como vemos, crear un look cool se ha convertido en un valor y constituye “el elemento diferenciador, la jerarquía social urbana contemporánea”. Permite valorizar a las personas en función de su estilo a la hora de consumir y componer su identidad visual. Nos deja saber quién es quién en función de  la capacidad para tomar las decisiones estéticas adecuadas, decisiones que constituyen, en si  mismas, un valor comparativo, y que permiten entender el estilo de vida hipster como un bien posicional. Por eso Lenore dice que el hipster es elitista, el trepa que quiere ser cool, y que es necesario hoy abandonar la búsqueda consumista de distinción social, dejarla atrás, acabar con esa lógica a la que juega el hipster en la que mira por encima del hombro al obrero que gana más que el pero es mas hortera. Lo hipster  representa así el estatus de aquellos que, a pesar de saber mucho de selecta cultura indie, seguirán siendo pobres. Es lo que Leonore llama “elitismo degradado” y que no es más que  el estilismo de los que no han tomado consciencia de clase y no saben que conforman el precariado, aunque sea un precariado cool. Por eso, y para terminar, podríamos pensar la cultura hipster como el resultado de un proceso de ingeniería social en la que el hipster, en vez de solidarizarse con los obreros y unirse a ellos para mejorar sus vidas en torno a unos intereses comunes, prefiere distinguirse y marcar una diferencia estética que les divide.

miércoles, 8 de octubre de 2014

Tele Juguetona

Ya se lleva un tiempo hablando de la gamificación, de cómo la dinámica de los juegos está infiltrándose en todos los ámbitos de la vida, de cómo nos gusta jugar y de cómo preferimos adentrarnos en las cosas desde una perspectiva lúdica. La gamificación perfila una actitud frente a la realidad, otra  forma de experimentarla. Siempre se ha dicho que el juego es cosa de niños y que los adultos que pretenden seguir con el juego padecen de cierto síndrome de Peter Pan. Pero ahora surge otro paradigma en el que los adultos ya no se tienen que definir por la seriedad y aburrimiento de la vida gris, ni deben practicar en exceso el control y el ascetismo, ahora deben jugar,  dejarse llevar, jugar a la moda y divertirse en la espiral de experiencias multisensoriales que oferta la sociedad de turboconsumo, abrazar sin mirar atrás e estilo de vida hedonista de capitalismo experiencial, donde la diversión se convierte en el aderezo imprescindible, en el envoltorio obligatorio de nuestros actos de compra. Así, el marketing comienza a hacerse juguetón, a manejar el código lúdico, que es siempre emocional, para involucrarse más con los consumidores. Haciéndonos jugar juegan con nosotros, porque dos no juegan si uno no quiere.
Por otro lado, el juego, es algo que nos enseña a ir cambiando, y me refiero a ir cambiando de juego. Los juegos nos permiten explorar otros contextos y adaptarnos a otras reglas. Al final, el juego puede ser una experiencia de aprendizaje, y tal vez sea  esto el futuro de la educación. Así aparecen los denominados "juegos serios", juegos  utilizados como estrategia para que aprendamos a cómo adaptarnos a las nuevas circunstancias,  juegos como simuladores de realidades distintas. La vida laboral se fragmenta, la carrera profesional se hace discontinua, los conocimientos caducan más rápido, el mundo cambia veloz al son de las nuevas tecnologías y por ello es necesario reciclarse, desarrollar respuestas adaptativas para no quedarnos obsoletos. Aprender a poder desplazarse  a cualquier lugar para trabajar, a buscar nuevos amigos,  a entablar nuevas relaciones sentimentales, a cambiar de estilo de vida, son los imperativos de la vida líquida. Y esta es la selva a la que hay que adaptarse. Por eso el juego se convierte en parte central de la ideología liberal. El juego, la creatividad, el emprendimiento personal, esas son las actitudes para enfrentarse a un mundo complejo y cambiante, en el que las reglas del ayer son cosa del pasado, y donde las reglas de hoy son las de un juego bien distinto que mañana pronto cambiará.
Hoy, y tras este ejercicio de contextualización, quería hablar de cómo los videojuegos se están convirtiendo, poco a poco, en lo que puede asemejarse al futuro de la televisión. Me refiero al hecho de que cada vez más personas gustan de tragarse partidas de videojuegos, partidas ajenas como quien ve un partido de fútbol. En internet, miles de personas se conectan para ver partidas de videojuegos y los servidores colapsan. Al fin y al cabo, ¿qué diferencia hay entre ver un partido de tenis y una partida de videojuegos? La única que yo veo es que el tenis es considerado un deporte.

Twitch.tv es una plataforma en la que los internautas pueden ver  cómo otros juegan a los videojuegos y que, además, permite chattear a los usuarios unos con otros. Imagina ver un partido de fútbol y poder chattear  por videoconferencia con otras personas y comentar la jugada. Amazon se ha gastado una millonada en adquirir este proyecto como si fuera el futuro de la tele.  A ver en qué queda...
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jueves, 25 de septiembre de 2014

LOS PERROS Y LAS MALASHIERBAS

La última vez que hablamos de perros fue para referirnos  a cómo estaban siendo utilizados en algunos hospitales japoneses para detectar, gracias a su agudo olfato, cánceres de colon. Hoy dedicamos este post a unos perros entrenados para detectar malas hierbas en los cultivos o en los jardines, esas malas hierbas invasoras que acaban con las plantas autóctonas en algunos lugares. Es el caso de la "isatis tinctoria", de la que se extrae el índigo,  y que en lugares como Montana, ha sido catalogada como planta invasora, por lo que pretenden erradicarlas. Estos perros de los que hablo están entrenados para localizar estas malas hierbas. Así rastrean y rastrean hasta localizarlas, entonces se paran y un dispositivos GPS  marca la posición para que alguien venga y acabe con ellas.

OUTLAW INSTAGRAMMERS

Aquí ya hemos hablado de los urban explorers, a los que les gusta pasear por las ciudades por aquellos lugares que no están pensados para el paseo y cuyo acceso suele estar restingido.Ahora han surgido los denominados outlaw instagrammers, skywalkers o roofers que se dedican a subirse a todo tipo de elevadas construcciones para tomar selfies de vértigo. Y gracias a los smartphones y a las redes sociales las imágenes se difunden rápido, dándole ideas a muchos otros dispuestos a buscar experiencias por las alturas.
 
 
 
 
 

AGRIHOOD

¿Qué es un agrihood? Una contracción de las palabras inglesas para agricultura y vecindario (agricultura+neibourghood), y describe un barrio en torno a una granja.  Con lo cual tenemos un barrio más sostenible, donde la gente, colegios, instituciones sociales y comercios se nutren de  frutas y verduras y otros productos granjeados  a nivel local. También estas granjas generan un sentimiento comunitario más intenso, pues sirven como centro donde la gente se conoce e interactúa, son un  nodo social para la colaboración e intercambio entre vecinos en pro del vecindario. Bastante idílico. Tanto es así que una vez que el sueño de los huertos urbanos se hicieron realidad  toca despertarse un poco, pues los promotores inmobiliarios están viendo en este tipo de vecindarios un nuevo filón para el desarrollo urbanístico, y tal vez podríamos estar contemplando la nueva cara que van a adoptar los procesos gentrificadores.
 
 
 
 
 

SOLAR COIN: SOLAR POWER TO THE PEOPLE

Ya habíamos hablado hace tiempo de algunas monedas alternativas como el bitcoin o el brixton pound,  y de cómo es que cuando las economías colapsan aparecen todo tipo de iniciativas en esta dirección. Bien, ahora que los ecosistemas colapsan, aparece una nueva moneda disputándose su nicho, la solar coin, digital y descentralizada como el bit coin, no tan compleja en cuanto a su programación, y con un valor asociado a unidades de medida fotovoltaicas, en este caso, cada solar coin sería equivalente -podría ser cambiada- por 1MW/h de energía solar. Y según la Solar Coin Fundation, cada unidad  de Solar Coin equivaldría a 1500 libras (de las de pesar) de emisiones de CO2  ahorradas, es decir, no puestas en la atmósfera. Se trata de una iniciativa que pretende que aquellos que quieran invertir en energía solar tengan un incentivo económico. Ahora están debatiendo la siguiente propuesta innovadora, a saber: si el código postal de la persona que ha generado electricidad solar pudiese ser encriptado en cada solar coin, entonces se podría limitar su uso a 20 millas a la redonda, lo cual supondría entender el solar coin como un subsidio a la generación de energía eléctrica solar. Habrá que darle un tiempo a ver cómo evoluciona y ver si surgen proyectos similares en el mundo de las renovables como eólicos coins, biomásicos coins o geotérmicos coins. También habrá que ver si el solar coin se dispara de forma astronómica en su cotización, como hiciera anteriormente el bitcoin. Por último me gustaría añadir que algunos economistas ecológicos consideran que la moneda debería representar una cantidad de energía, pues es la energía y no el oro, lo que mueve el mundo.
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jueves, 18 de septiembre de 2014

CULTURA CREATIVA

La creatividad se ha convertido en una pieza esencial de nuestras vidas, en uno de los valores centrales de la ideología actual. Tan solo con mirar la oferta editorial de libros sobre cómo ser creativos nos hacemos una idea de su popularidad hoy en día. En este post de hoy se trata de intentar contextualizar el papel que juega la creatividad en nuestras sociedades modernas, una creatividad, a mi gusto, mal entendida, y que dice poco de sí misma si uno la tiene que aprender en un libro, como el que sigue una serie de reglas y pautas, alejándose de la intuición y la búsqueda a ciegas que caracteriza a la verdadera creatividad. Es decir, en este post intentamos analizar el énfasis que pone nuestra cultura en la creatividad más que hablar de la creatividad en si misma.


Explicar el auge de la creatividad y su papel central en la cultura es una tarea compleja y debe hacerse desde distintos puntos de vista. En primer lugar, y desde lo macro, tenemos que entender que la creatividad es la clave para entender una economía como la nuestra, basada en la innovación. Recordemos la “eterna tempestad de destrucción creativa” a la que se refería  Schumpeter para describir el flujo de innovación constante al que están sometidas las economías capitalistas. Y un sistema como este necesita de una ideología, de unos valores que promuevan la innovación, y estos son los valores de la creatividad, la experimentación, el inconformismo, el individualismo y la autoexpresión. Y es así como surge lo que los sociólogos denominan la “clase creativa", una clase de profesionales alejada de los valores tradicionales y paternalistas de una vieja burguesía que se muestra inoperante e incapaz ante los nuevos tiempos que corren. En suma, el sistema necesita de individuos creativos para seguir funcionando, trabajadores, líderes creativos y emprendedores capaces de revolucionarlo todo para crear nuevos paradigmas productivos que aporten más y más valor. Podemos así entender cómo la creatividad aparece como el elemento central en una sociedad del conocimiento y la innovación, la creatividad como la mercancía más valiosa. 

 

En segundo lugar, y desde una perspectiva más micro, es necesario analizar la importancia que tiene la creatividad para los individuos en su vidas. Cuatro son las ópticas desde las que abordar este propósito: la incertidumbre de la vida, la precariedad del  trabajo, la construcción de la identidad y el crecimiento personal.
La sociedad actual es una sociedad del riesgo, de la incertidumbre, una sociedad líquida donde cada uno tiene que hacerse cargo de si mismo en un contexto cultural donde ya no hay grandes relatos, grandes verdades a las que agarrarse y con las que interpretar el mundo. La vida se hace así cada vez más compleja, más precaria en todos los sentidos, y los individuos apenas cuentan con estrategias para planificar sus vidas, de ahí, en parte, la ansiedad como epidemia. Así, es normal el auge del coaching, que surge en este tipo de contextos de inseguridad ontológica y  crisis donde la gente anda desorientada y sin saber exactamente a qué atenerse y cómo afrontar sus vidas. ¿Y qué tiene todo esto que ver con la creatividad?  La creatividad puede ser entendida como una forma de adaptación. Y lejos de ser algo irracional, podemos comprenderla como una conducta racional a la hora de enfrentarnos a escenarios inciertos. La creatividad utiliza el método de prueba y error, explora sin saber exactamente cual va a ser el resultado y no desespera por ello. Tal vez las reglas de la creatividad sean entonces las más adecuadas para afrontar escenarios inciertos.




Desde la perspectiva del trabajo, la sociedad neoliberal,  que es la del precariado y del gran paro estructural, hace de cada persona un empresario -o lo que hoy llaman emprendedor- ese ser obligado a buscarse la vida ante un panorama  laboral desolador. Y este emprendedor tiene que poner en marcha una serie de estrategias para seducir con su producto que es él mismo. Y tiene que competir con el resto y tiene que marcar la diferencia. Aquí es donde entra en juego la creatividad como herramienta fundamental para afrontar estos lances. Así, si las cosas salen mal y el individuo fracasa en su reto laboral, siempre se podrá decir que es que no fue lo suficientemente creativo, que es lo mismo que decir que no se esforzó lo suficiente y que ,al fin y al cabo, tiene la culpa de su situación y es responsable de su fracaso.Este argumento, que culpabiliza al individuo, esconde la terrible realidad de que se hace responsable a individuos a nivel local de problemas colectivos y globales.
Desde el punto de vista de la construcción de nuestras identidades, la creatividad es fundamental. Hoy, como consumidores, creamos nuestras identidades visuales -nuestros looks- a partir de la materia prima ofrecida por la moda y la cultura pop. Identidades que pretenden seducir a los demás, identidades estratégicas construidas como relatos personales en un mundo donde el individuo reivindica su derecho a ser el autor de si mismo, mundo donde todos queremos ser  originales y auténticos. Y necesitamos ser cool en este proceso de creación de nuestras identidades, necesitamos ser creativos a la hora de construir nuestro look y definir nuestro estilo de vida, pues lo cool se ha convertido en el elemento diferenciador, en el nuevo estatus, en el código que determina la jerarquía social urbana contemporánea. Lo cool es el prestigio asociado a la habilidad de construir una identidad visual novedosa, avanzada, diferente, original, creativa... Así que podemos entender lo cool como proceso a través del cual la creatividad se pone al servicio de la de valorización de uno mismo, del branding personal.
 

El crecimiento personal es un concepto muy New Age y muy de moda,  que promueve la transformación personal y el camino del autoconocimiento a través de distintas técnicas como la meditación, la psicoterapia, el contacto con la naturaleza, los vínculos comunitarios o la vía psicodélica. La creatividad puede ser entendida muy bien desde esta óptica, como camino  de autodescubrimieno y satisfacción personal,  o como experiencia espiritual. Muchos han visto, a lo largo de la historia,  cómo el arte puede ser un remedio contra una vida claustrofóbica de tedio y alienación laboral. Es lo que proponía William Morris, el arte la artesanía, la belleza como forma de resistencia y como actividad espiritual. Otros, como Wordsworth, proponían entender la imaginación creativa como una “luz auxiliar” capaz de permitirnos ver las cosas con otros ojos. Es esta una creatividad que no tiene que ver con producir cosas, sino con la capacidad de experimentar la vida de una forma más creativa y significativa. Y aunque este tipo de creatividad no vaya asociada directamente a la producción de objetos artísticos, sí que podemos ver los resultados en las vidas tan distintas, creativas y originales que muchos optan por vivir estos días…Como este tipo que vive en una cueva o este otro que decide vivir sin impacto o este que pretende vivir sin sus posesiones. 

lunes, 8 de septiembre de 2014

Street Art Review

Aquí va una selección de algunos de los últimos estilos de arte callejero que se dejan ver paseando por las calles.
String Graffitti:
Shadow Street art de la mano de Issac Cordal
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Posters de gente real que aparece en google street view colocados en el mismo lugar, proyecto realizado por Paolo Cirio:
Paolo Cirio street art9
 Pintura en el suelo, mucha pintura, a ver que sale art:

El mundo graffitero de papel de Mademosiselle  Maurice:

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"Hansky, the puntastic street fartist", o el grafitero pedorro graciosete que parodia a Bansky:

Glitch style graffitti (glitch es un término procedente de la informática utilizado para denominar ciertos errores generados por archivos dañados o mal codificados que producen imágenes imprevistas pero estéticamente interesantes). Así lo interpreta Krzysztof Syruc
Krzysztof Syruc Street art6
Krzysztof Syruc Street art5 
Papel de pared  serigrafiado a la manera de Dominique Petrin:
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El trabajo artístico de Ian Strange:

Y el mundo de un arte callejero que sabe poner ojitos: